Conformar una nueva familia es una oportunidad y, a veces, una necesidad cuando se ha vivido una separación, divorcio o viudez. Al conocer a alguien, evaluamos sus valores, actitudes y el entorno en el que se ha desarrollado, siendo esto un aval para emprender un proyecto de vida juntos. Esa pareja que seleccionamos probablemente viene con sus historias y su pasado; los hijos son parte importante de esas historias y de ahí surge la famosa frase “los míos, los tuyos y los nuestros”.
Claves exitosas de la convivencia
La adaptación tanto de los padres como de los hijos a este modelo de familias reconstituidas debe basarse en la paciencia, la tolerancia y la comprensión y, en este sentido, algunas de las siguiente recomendaciones pueden ser de mucha ayuda:
* Respetar los roles de sus madres y padres motivan a los hijos a participar e incluir a las nuevas parejas de manera franca y abierta en sus actividades sociales y familiares.
* Mejorar la escucha activa y la empatía permite a cada integrante del núcleo familiar validar al otro, siendo comprensivo y aceptando las diversas posiciones.
* Comunicarse efectivamente incentiva a expresar las emociones con respeto, responsabilidad, generando escenarios y relaciones sólidas.
* Buscar intereses en común con los niños y los adolescentes incrementa la colaboración y el apoyo familiar. Recuerda que los pequeños detalles, desde compartir una comida preferida hasta ir al cine, fortalecen las relaciones personales.
* Pautar las normas y reglas de convivencia a través de sugerencias, en lugar de normas impuestas, consolida el respeto, la amistad y la armonía. Tanto los adolescentes como los niños se sienten más seguros siguiendo patrones familiares claros y definidos.
* Para consolidar la relación con la nueva pareja y fortalecer los lazos filiales con los hijos de ambos, lo ideal sería que la vivienda a compartir no sea la misma que habitaron alguno de los padres en su anterior relación.
* Las nuevas parejas deben primero establecer una relación con los niños que se parezca más a la un amigo en lugar a la de alguien que impone la disciplina. Las parejas también pueden acordar que el padre que tiene la custodia sea el principal responsable del control y disciplina de los niños hasta que las nuevas parejas y los niños establezcan un vínculo sólido.
Los niños necesitan amor, afecto y reglas coherentes más que cualquier otra cosa. Aplica las reglas del hogar lo más sistemáticamente posible para todos ellos, sean estos tus hijos de una relación anterior, los de una relación anterior de tu pareja, o los que han tenido juntos. Los niños y los adolescentes tendrán reglas diferentes, pero éstas deben aplicarse siempre en forma coherente. La clave es divertirse, vivir en armonía con respeto, tolerancia y aceptación.